martes, 29 de julio de 2014

Fragmento APS Ariadna

—Nunca Lucas —dijo en voz alta—. Nunca te voy a perdonar y mucho menos dejar que me sigas controlando, volveré a tener orgasmos pero no contigo ya no serás su dueño, mis fantasías sexuales ya no serán para ti.
Miró su anillo de compromiso y molesta se lo quitó, lo guardó junto con las medicinas del botiquín y cerrando el mismo le sacó la lengua al espejo, se llevó una mano a la cabeza, necesitaba pensar y comenzar de nuevo, mientras se sujetaba la toalla a su cuerpo buscó en uno de los cajones del baño algo que le ayudaba a su ansiedad cuando pasaba muchos días sin sexo; lo bautizó “Vibro” era un pequeño y discreto vibrador color rosa fucsia con toques plateados que podía pasar desapercibido para cualquiera con forma de lipstick, lo había adquirido tiempo atrás, mucho antes de conocerlo y era el consuelo de la chica cuando Lucas pasaba días de viaje y no estaba con ella, él no lo conocía, Ariadna se lo había ocultado ya que con lo celoso y posesivo que era no sería novedad que también sintiera celos de un aparato que le daba placer al sexo de su novia, recinto del que sólo él era dueño. Lo sujetó y miró la carga, podía activarlo pero no, no iba a tener un orgasmo pensando en él, se lo prometió y lo iba a cumplir, volvió a dejarlo en su estuche y salió del baño.
Se vistió con una pijama de blusa estilo top con unos casi invisibles tirantes que ceñían sus pechos y abdomen y un panty tipo bóxer ajustado a su trasero, sexo y comienzo de las piernas, ese era su atuendo para dormir y más cuando hacía calor, por lo que al salir de su armario cogió el control remoto e intentó distraerse mirando la televisión pero el asunto le resultó peor, en el primer canal que vio y debido a la hora obvio la programación del sábado era “noches de lujuria y sexo” y la primera imagen era de una pareja disfrutando de lo lindo abiertamente su encuentro sexual. Ariadna no era ninfómana pero si podía decirse que tenía la “sangre caliente” y un deseo sexual incontrolable, dependía mucho del sexo, sola o acompañada, era un torrente de ansiedad que su cuerpo exigía y ella debía buscar la manera de calmarse y liberarse, era una adicción para ella. Al ver las escenas comenzó a calentarse, deseaba ser la protagonista de la película y sentir lo que el musculoso le hacía, la tocaba, la besaba, jugaba con sus pechos, la penetraba con los dedos y luego con el miembro, con fuerza la embestía haciéndola gemir, el juego previo de sexo oral y luego la penetración tenía a Ariadna húmeda de nuevo, la cara de placer de la mujer de la televisión era un poema, se retorcía con todo lo que el hombre hacía, estaban completamente desnudos en una cama de seda roja y bañados de sudor, Ariadna no podía evitar morderse los labios, llevar una mano a su sexo y sentir a su corazón palpitar con fuerza pero en lo mejor de la escena Ariadna se reclinó en su cama rozando el control remoto cambiando el canal sin querer y llevándola al Discovery en donde el programa en turno tocaba un tema que fue propicio para el momento “La masturbación en la ciencia” por lo que bajándole un poco a su calentura le puso atención al tema:
“Hace mucho tiempo cuando lo más importante era la supervivencia de las especies todo lo relacionado con la conducta sexual —fuera de la procreación— era considerada traición y perversión. El onanismo era una deslealtad…”
—Interesante… —se dijo Ariadna después de escuchar que citaban la mitología y el mundo antiguo y siguió atenta al documental que estaba bien “ilustrado” a través del tiempo llegando a citar incluso a Freud del que según decían fue la primera  mente que vio en el auto-placer un beneficio claro para el estrés, caso muy contrario con Twain que estaba rotundamente en contra del popular tabú. En la esquina superior del programa ya anunciaban el siguiente y decía “La masturbación en la historia” por lo que siguió mirando atenta:
“Desde los tiempos del Neanderthal la conducta sexual era muy clara, la búsqueda del placer en la auto-estimulación podía saciar el deseo sexual pero juntamente también llegaba una especie de arrepentimiento, ya que en un principio las mujeres lo veían por parte de los hombre como un tipo de aislamiento hacia ellas, considerándolo una forma de desperdiciar el semen y por lo tanto, una actividad no productiva, hasta que ellas mismas según datos y herramientas encontradas cayeron también en el deseo de estimularse, encontrando de esa manera para sí mismas el placer que necesitaban. Según estudios se ha revelado que en ambos sexos la masturbación estimula al cerebro para liberar un torrente de reacciones químicas que favorecen la relajación, mejoran el estado de ánimo, ayudan a conciliar el sueño y colaboran contra determinadas disfunciones sexuales, como la anorgasmia o la eyaculación precoz.”

La programación estaba interesante así que prefirió “ilustrarse” y divagarse un poco con el tema que seguramente sería lo único que tendría de consuelo quien sabe por cuánto tiempo.
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